En comparación con sus compañeros, que ya habían desplegado sus alas y volaban lejos, ella seguía cojeando porque su tobillo lesionado no había sanado del todo.
Los huevos habían eclosionado.
No estaba claro si los tres huevos habían eclosionado o solo uno de ellos, pero había una eclosión.
Así que ahora los cuervos acudían en bandadas para ver a los polluelos de Jujak.
El corazón de Yi Mae latía con fuerza. Deseaba que el huevo que tanto apreciaba hubiera eclosionado, pero aún no lo sabía.
Cuando ya casi había llegado a la cueva que aguardaba los huevos de Jujak, oyó un grito agudo en su oído.
—¡Gyaaaaak!
—¡Aaak!
—¡Gyaaaaak!
Los cuervos estaban gritando.
‘¿Qué está pasando?
El corazón de Yi Mae se encogió de la sorpresa ante el repentino grito.
‘¿Podría ser que le haya pasado algo a los huevos?’
Oyó que ya había sucedido una eclosión, pero no entendía la razón de los gritos.
¿Les pasó algo a los polluelos al eclosionar?
‘¡No…!’
Eran los huevos que había cuidado durante un año.
Si algo salía mal, sería desgarrador.
Esos huevos lo fueron todo durante un año.
Los había cuidado con tanto cariño como si fueran suyos.
***
—Ah…
Yi Mae, que había corrido hasta el fondo de la cueva donde estaban los huevos, se sorprendió.
Había plumas de cuervo esparcidas por todas partes, y varios cuervos habían caído.
Y en el centro de esos cuervos caídos se encontraba un niño pequeño con largas alas rojas y brillantes.
El niño parecía tener solo unos cinco años, pero sus alas eran muy grandes y largas.
Estas se extendían por el suelo de la cueva y tenían hermosas plumas rojas que parecían estar en llamas.
Era un pajarito que había salido de un huevo.
—Nació… De verdad…
Yi Mae se sorprendió y se quedó allí aturdida.
—Es bonito… De verdad…
No esperaba que sus alas fueran tan bonitas. Solo había oído hablar de su color, pero no sabía que fueran de un rojo tan brillante.
Contenían la luz roja del sol naciente que había visto desde la cima de la montaña que había escalado con dificultad.
Mientras Yi Mae contemplaba esas alas rojas, un polluelo Jujak la observó.
Sus ojos dorados la miraron y le sonrieron levemente.
Por supuesto, Yi Mae estaba tan fascinada por el color de las alas que no lo notó.
* * *
El polluelo que nació primero se llamó Nan Sae.
Nan Sae era pequeño pero feroz.
Claro que Yi Mae no sabe si todos los polluelos Jujak son feroces de jóvenes o si Nan Sae es el único que lo es. El Jujak anterior nació hace miles de años, y los espíritus cuervo que cuidaban de los polluelos en aquel entonces murieron hace mucho tiempo.
***
Ningún cuervo sabe cómo son los polluelos de Jujak cuando son jóvenes ni cuáles son sus personalidades. Sin embargo, el primogénito era violento y feroz.
[—Nan Sae-nim no se convertirá en el rey. Es demasiado violento para convertirse en el soberano del sur.]
[—Así es. Cualquiera de los polluelos que eclosionen de los otros huevos se convertirán en el rey del sur.]
Los cuervos susurraban que el primer polluelo no se iba a convertir en el rey del sur.
Incluso a los ojos de Yi Mae, Nan Sae era peligrosamente feroz.
Nan Sae nació del huevo que Yi Mae más amaba.
Era un huevo precioso, con unas alas preciosas, pero a diferencia de su belleza, era aterradoramente feroz. En cuanto Nan Sae salió del huevo, agarró todas las alas de los cuervos cercanos y se las arrancó. Por eso, los cuervos a los que les arrancaron las alas nunca más podrán volar.
(N/T: A mí me suena a venganza).
No solo eso, Nan Sae mordía y hería a los cuervos que vinieron a cuidarlo.
Por eso todos se resistían a acercársele.
Como era el primogénito, al principio todos querían cuidarlo, pero ahora nadie quería hacerlo.
Así que cuidarlo se convirtió en tarea de Yi Mae.
Porque todo lo que ellos no querían se convertían en el trabajo de Yi Mae.
Pero, afortunadamente, Nan Sae no actuó violentamente con ella.
Claro, Yi Mae no sabía por qué.
—Nan Sae. Te peinaré las alas.
Las alas de Nan Sae son largas y hermosas.
Son tan largas que se arrastran por el suelo, así que hay que peinarlas a diario.
Yi Mae escuchó por ahí que cuando se peina las alas, es usual recoger las plumas que caen para que otros cuervos las tomen y puedan tejer telas con ellas.
La tela tejida de esa manera se convierte en la tela más hermosa del mundo. Incluso escuchó que se venden a un alto precio, pero a Yi Mae no le interesa mucho.
Hace una semana, Nan Sae salió del huevo; al principio tenía un aspecto de cinco años, pero ahora parece de diez.
Creció increíblemente rápido.
—Me duele, Yi Mae.
Lo estaba haciendo mal.
Yi Mae se sobresaltó al oír la queja.
—Lo siento. Te peinaré con cuidado.
—Yi Mae, ¿ya está mejor tu tobillo?
—¿Sí?
Yi Mae lo miró ante la inesperada pregunta.
–¿Mi tobillo?
—Te dolía. Me lo dijiste.
¿Alguna vez le dijo eso a Nan Sae?
Lo pasó mal porque se lastimó el tobillo la última vez, y todavía le duele un poco, pero no recuerda habérselo contado a Nan Sae. Tal vez no cara a cara, pero tal vez se lo dijo delante del huevo cuando aún no había eclosionado.
¿Pero él podía recordar lo que oyó mientras estaba en el huevo?
¿No fue algo que pasó cuando aún no había nacido?
—Ya casi está curado.
—Todavía te duele.
—Se pondrá bien dentro de poco.
—¿Pero por qué todos te dicen, aún estando lesionada, que levantes cosas pesadas?
—¿Eh?
—Veo que sueles cargar cosas pesadas. Todavía te duele el tobillo.
—Porque es algo que tengo que hacer.
—¿Por qué no te ayudan?
—Eso es….
No puedo decirle que es porque la odian.
No hay forma de decirle que es por su mestizaje.
—¿Te excluyen, cierto?
La mano de Yi Mae, que peinaba las alas, se detuvo al oír esas palabras.
El rostro se le puso rojo como un tomate.
Le ardían las orejas de vergüenza.
¿Cómo lo supo?
¿Actuó tan tontamente como para que se notara?
—No te preocupes, Yi Mae. Pagarán por ello. Castigaré a quienes te excluyan.
—N-No hagas eso. Aunque no…
Las lágrimas brotaron de los ojos de Yi Mae.
Agradeció esas palabras.
Nunca nadie se había preocupado ni indignado por ella.
Si sus padres vivieran, lo habrían hecho, pero ahora no tiene a nadie así.
Por eso las palabras de Nan Sae la hicieron llorar.
—Pero necesito ser fuerte para hacerlo.
Nan Sae murmuró para sí mismo.
En ese momento, Yi Mae no supo qué significaban esas palabras.
El verdadero significado.
***
Algunos días después, ocurrió algo terrible.
Los dos huevos restantes fueron encontrados destruidos.
No eclosionaron ni se quebraron, sino que estaban completamente destrozados.
Y los polluelos que no habían logrado eclosionar estaban muertos.
Habían estado cerca de llegar a término, en forma de simples pájaros.
Sus alas rojas estaban empapadas, pero ya no podían moverse en lo absoluto.
—¿Qué pasó?
—No lo sé. Salí un momento y cuando regresé, los huevos estaban destrozados…
El cuervo que custodiaba los huevos rompió a llorar, sin saber qué hacer.
Era un grave pecado romper los huevos de una bestia divina.
Son huevos que se ponen solo una vez cada mil años.
Ya había eclosionado un primer huevo, pero si los tres huevos se hubieran roto, no habría habido agua divina en esta tierra meridional durante mil años, o incluso más.
El papel de la bestia divina es proteger la tierra y transmitir la voluntad del cielo.
Una tierra sin la protección de las bestias divinas se vuelve desolada y, con el tiempo, se convierte en una tierra donde nadie puede vivir.
Por lo tanto, proteger los huevos de las bestias divinas y cuidarlos hasta su eclosión era de suma importancia.
—Los huevos no pueden haberse roto por sí solos, ¿no lo crees?
—No lo sé. Antes de salir vi que los huevos estaban en perfecto estado. Solo estuve fuera por muy poco tiempo.
—Entonces, ¿quién estaba aquí en ese momento?
—Nadie, absolutamente nadie.
El cuervo que había estado gritando asustado miró hacia atrás como si estuviera poseído.
Dentro del nido, un niño de alas rojas dormía con sus alas envueltas alrededor de su cuerpo.
A pesar de la terrible conmoción, el niño de alas rojas no se despertaba y seguía en un sueño profundo.
Los ojos de los espíritus cuervo estaban llenos de miedo.
—De ninguna manera…
—No es posible…
Todos lo sospechaban, pero se negaban a creerlo.
¿Por qué un polluelo rompería otro huevo? Pero el único allí era ese pajarito de alas rojas.
Yi Mae también estaba asustada.
Ella también pensó que solo Nan Sae podía romper los huevos.
Definitivamente él fue quien lo hizo.
Pero no lograba descifrar la razón.
¿Por qué? ¿Por qué Nan Sae rompió los huevos de sus hermanos?
—¿Por qué hay tanto ruido? No puedo dormir.
En ese momento, Nan Sae se estiró y se puso de pie.
Al mismo tiempo, las grandes alas rojas que cubrían el cuerpo de Nan Sae se desplegaron.
Todos los cuervos que miraban hacia atrás se aterrorizaron al ver a Nan Sae incorporado.
Yi Mae también se sorprendió.
Hasta ayer, Nan Sae parecía un niño pequeño de unos diez años. Sin embargo, en un día, Nan Sae se había convertido en un chico de unos dieciséis o siete años.
Si no fuera por esos ojos dorados y esas alas rojas, habrías pensado que era otra persona.
—E-eso… Oh, los huevos…
Ante las palabras del cuervo, asustado y tartamudeante, Nan Sae volvió la mirada hacia el nido donde estaban los huevos.
Y observó con frialdad.
—Están rotos.
Todos pensaron que Nan Sae se enojaría, pero sonrió con buen humor.
Y al instante siguiente, todos no pudieron evitar sentirse inquietos por las palabras que salieron de la boca de Nan Sae.
—¿Entonces soy el único que queda?
Una sonrisa fría e inquietante se dibujó en sus labios.